Por Tania Valencia
Uno de los elementos más populares que acompaña a la danza del vientre en Occidente es el velo.
Este instrumento es parte de diversas cosmogonías, representa lo oculto y lo que se quiere descubrir, siempre envuelve el movimiento otorgándole gran misticismo. Desde un punto de vista ancestral simboliza la oscuridad y la luz del conocimiento al cual solamente unos cuantos tienen acceso.
Conocido por cubrir el cuerpo femenino y su misterio, dado que por naturaleza siempre ha sido tema de deseo y placer. Cubre la identidad de la doncella, dentro de la danza oriental cumple con un juego de seducción entre exponer y esconder, despertando así la admiración de quien la observa.
Este elemento es conocido actualmente gracias a Samia Gamal quien lo incluyó allá por los años 40, lo hizo popular y actualmente forma parte del repertorio de diferentes estilos de la danza del vientre. Producto de una fantasía de Oriente originada en Occidente se introdujo como un espectáculo exótico que agradó los espectadores que lo presenciaban. Sin embargo, esto es extraño para el público árabe por lo que la bailarina lo emplea muy poco y se deshace de él rápidamente para no incomodar a la audiencia.
El velo es uno de los estilos más comunes de la danza del vientre.
El velo acompaña regularmente a la bailarina en su presentación desafiando la gravedad al flotar alrededor de ella, lo acompasan con música alegre o dramática. Mucho tiene que ver la pericia y proyección en su práctica ya que puede mostrar entusiasmo o dramatismo, o bien hacer un contraste entre ellos. Frecuentemente participa dentro de los estilos más conocidos de la danza árabe.
Con el estilo egipcio tradicional la presentación suele ser emocionante, con música contundente, la bailarina suele llevar el velo en las manos. Con el tribal hay un carácter étnico, es poco común pero llega aparecer en escena algunas ocasiones. Al que más acompaña en el escenario es al americano o de cabaret, en él hay libertad de crear, fusiona innovaciones que surgieron en Occidente, suele emplear sonidos electrónicos y consta de estructura.
En el estilo americano regularmente las entradas son rápidas y con ritmo medio, la bailarina suele aparecer cubierta con el velo alrededor del cuerpo haciendo el paso presentación al ritmo malfuf. Con cadencia poco a poco se va descubriendo, lo aprovecha para enmarcar donde quiere que el espectador ponga su atención. Más adelante hace figuras con él hasta que lo desecha y continúa con su danza. Con frecuencia el trabajo de velo es de tres minutos aproximadamente, en pocas ocasiones se lleva hasta el final de la pieza. También en este género se incorporó el uso del doble velo que consta de dos piezas semicirculares.
Pasos que suelen acompañar el trabajo de velo son el de presentación, infinitos verticales y horizontales, ondulaciones, camellos, balanceos y giros. Transmite elegancia, da un sentido eterio potenciando cada movimiento, especialmente luce con giros y cascadas.
Conjuntamente con la práctica de la danza del vientre tiene grandes beneficios físicos, ayuda a reafirmar los músculos de los brazos debido a que se tiene que dar aire entre el cuerpo y el movimiento del velo extendiéndolo.
Poco a poco hay que familiarizarse con él para darle una presencia estética, fluida e impedir que se vea forzado porque en escena se identifica fácilmente la seguridad de la bailarina al manipularlo. Es una prolongación donde hay que evitar enseñar donde termina el cuerpo e inicia el elemento.
Crear e integrar al elemento místico
Se aprovecha también como parte de la vestimenta, en las danzas folklóricas se valen de pañuelos para complementarla. Los materiales correctos para el velo son telas ligeras, finas, de caída suave y con movimiento; se recomienda la seda o el sifón. Los colores ideales son los que contrasten con el vestuario, los tonos oscuros son enigmáticos, caprichosos o serios y los tonos claros o pastel son ideales para mostrar alegría. No hay límites de elegir alguna gama de color pero siempre hay que tener presente qué quieres transmitir.
Los lienzos deben ser amigables para que a la hora de la danza se manipulen fácilmente, siempre es importante probarlo con tiempo antes de una exhibición para evaluar su respuesta. Evita adornarlo con lentejuelas o chaquiras porque correrás el riesgo que quede atorado en el cabello o en alguna parte del vestuario.
No tiene medidas estándar, es una accesorio personal, se hacen a la medida de la bailarina. Puedes calcular su tamaño con el largo con tus brazos extendidos en cruz y en cada lado después de la mano sobren de 15 a 20 cm más de tela. El ancho es del pecho a la mitad de la espinilla. Con la pericia en su manejo se pueden diseñar paños con dimensiones más espectaculares, pero nunca se debe notar que no lo puedes maniobrar por ser muy grande o que te queda chico al bailar.
La forma correcta de tomarlo es colocarlo entre los dedos como una pinza, nunca como si tomáramos un trapo, al ponerlo toma en cuenta su forma y principalmente observa la manera más cómoda de manipularlo. Ensaya con qué pasos luce e impide que el espectador note los cambios o ajustes que haces con este en el escenario.
Se estila envolver el cuerpo con el velo, llevarlo como toga, diosa griega, enrollado de cadera hacia pecho, cubriendo el rostro o dejando ver los ojos, por solo mencionar algunas formas de aprovecharlo.
Movimiento que se pueden efectuar con él son cascadas, volcadas, olas, como alas, tormenta de arena, moño, sobre, remolinos entre otros más.
Usualmente se baila con un solo lienzo, pero en danzas más sofisticadas se pueden integrar dos, tres o más. Según la cantidad de velos marca su finalidad y propósito.
El significado de danzar con un velo es del cuerpo físico, con dos del cuerpo y del alma, con tres es del templo, con cuatro del palacio, con cinco del escorpión y con seis del viento.
La danza con velo enamora, la imagen de mujeres moviéndose con un manto son muy populares, invoca modestia o erotismo que acentúa la desnudez. La danzarina puede narrar una historia al manipularlo y fusionarlo a ella en su interpretación, es el cómplice ideal que le ayuda a proyectar y expandir su energía.
La danza de los siete velos
Una demostración muy conocida es la danza de los siete velos, más allá de una invención de Hollywood, encierra mucha profundidad y sabiduría, además de producir enormes beneficios de transformación en el ser y evolución de la conciencia. Existen cuantiosas versiones sobre su origen en diversas mitologías. Su significado siempre es regido por el número siete que es la cifra de Dios y los describiré a través de los chacras, los planetas en la antigüedad, los colores del arcoíris, los atributos de belleza entre otros.
Es como un estriptis, que en realidad expresa abrirse al Creador, la bailarina inicia la danza con todos los velos cubriéndola al amarrarlos a su cuerpo, va deshaciéndose de ellos uno a uno mientras se mueve, equivale a ir exponiendo cada energía desde lo terrenal hasta lo divino, el vestuario suele ser lila o blanco porque son colores que denotan transmutación. Cada lienzo caracteriza cualidades del chacra.
Primer velo.
Chacra: raíz. Color del lienzo: rojo intenso, café o negro. Planeta: Marte. Elemento: tierra. Simboliza: poder y fuerza. Se utiliza primeramente y va libre con movimientos fuertes, desplazamientos y giros.
Segundo velo.
Chacra: sexual. Color del lienzo: naranja, amarillo o verde claro. Planeta: Mercurio. Elemento: agua. Simboliza: placer. Se pone en la cadera como fajilla, con él se ejecutan movimientos de infinitos horizontales y verticales.
Tercer velo.
Chacra: plexo solar. Color del lienzo: amarillo canario. Planeta: Sol. Elemento: fuego. Simboliza: voluntad y control. Se coloca cubriendo el estómago y se pueden hacer movimientos como el belly roll y camellos.
Cuarto Velo
Chacra: corazón. Color del lienzo: verde o rosa. Planta: Venus. Elemento: aire. Simboliza: amor y compasión.
Se coloca en el pecho o en el brazo izquierdo, se representa con movimientos de pecho, hombros y brazos.
Quinto Velo
Chacra: garganta. Color del lienzo: azul claro o turquesa. Planeta: Júpiter. Elemento: éter. Simboliza: creatividad. Puede llevarse en el cuello o en el brazo derecho junto al brazalete con movimientos de cabeza, cuello y brazos.
Sexto Velo
Chacra: frontal. Color del lienzo: violeta o azul rey. Planeta: Saturno. Simboliza: la conciencia.
Se lleva sujeto en la frente, se hacen expresiones de ojos, enmarcar la mirada o el rostro.
Séptimo Velo
Chacra: coronario. Color del lienzo: blanco, morado o dorado. Simboliza: lo divino.
Se utiliza en la cabeza como velo beduino y se retira haciendo pequeños círculos de cabeza y girando sobre el mismo eje.
Así la bailarina asume la conciencia y la sabiduría, se transforma en sacerdotisa, maga o hechicera dueña del conocimiento y abierta a las leyes del cosmos.
Cuando se efectúa esta danza se debe tener cuidado de no ser reiterativa con los movimientos, cada velo tiene una autonomía y reflejará una energía íntegra. Créala con música que contenga ritmos, cadencias y duración que abarque cada capa.