¿Qué tan confiable eres?

Por Tony Sánchez

La confianza es un factor importante en cualquier tipo de relación, ya sea laboral, de amistad, amorosa y familiar; sin embrago es tan frágil que cualquier brisa la puede romper con facilidad, y recuperarla no es sencillo porque detrás de esa ruptura se perderán muchas otras cosas. Con miedo de por medio, inseguridad, preguntas interminables que llegan al punto de no creer lo que se dice porque propiamente hay desconfianza.

Ganarse la confianza de una persona no es fácil, se construye a base de acciones, de promesas cumplidas, de sinceridad, de demostrar lealtad y de concordancia de las palabras con los actos. Para lograr todo eso no se necesitan cinco minutos, sino meses o incluso años de constancia. Sin embargo, derrumbarla es cuestión de segundos, unas simples palabras mal empleadas podrían hacer trizas lo construido en un momento.

Al llegar a ese punto crítico se deberá evaluar la situación antes de tomar una decisión determinante, por que habremos de reconocer si es que fuimos nosotros mismos quienes nos precipitamos ante las circunstancias. Hemos de aceptar que a veces nuestras actitudes son las que podrían fracturar esa confianza; ya sea por celos, por “traumas” que no hemos podido resolver, o por algún otro incidente que hayamos vivido con anterioridad que hace de la personalidad un revoltijo (hasta cierto punto se justifica), pues bien dicen: “la burra no era arisca, los palos la hicieron”.

En la actualidad es difícil confiar en cualquier persona, porque todos en alguna ocasión hemos pasado por situaciones donde se nos ha engañado, de ahí la famosa frase de todos son iguales. La verdad es que una persona sabe cuando se le está mintiendo, cuando se le ha engañado, se le llama intuición o porque no, experiencia; pero tal cual y como solemos ignorar los consejos de los padres porque a veces por “salud” preferimos no confiar en las personas. Aún cuando sabemos intrínsecamente que esa persona puede hacernos daño o se hará daño así misma.

En las parejas, por ejemplo, es donde más se tiende a ignorar todos esos avisos de que algo no anda bien, porque por un lado no se quiere enfrentar la situación prevista porque no se sabrá que hacer con la verdad y por miedo a los resultados.

En el trabajo pasa lo mismo, igual con la familia, cuesta trabajo aceptar aquello que podemos ver claramente pero evadimos por las razones antes mencionadas, así que resulta más fácil hacer de la vista gorda y fingir que no pasa nada.

En estos tiempos conservar relaciones amistosas, de trabajo o amorosas que sean duraderas por diversas razones y esta es una que tiene mucho peso hoy en día, ahora ya nadie confía de nadie, y tal cual, por la misma razón que existen las religiones, necesitamos creer en algo; se tiene que ir con cuidado porque al final puede resultar contraproducente y se puede terminar convirtiendo en una víctima de las circunstancias.

Hay que abrir los ojos, tener mucho cuidado, en el momento en el que guardar silencio e ignorar lo que percibimos comienza a afectarnos lo mejor será enfrentar la situación de lo contrario un camino muy largo estará delante de nosotros.

En muchas ocasiones aferrarnos a las cosas, a las personas nos dañará más de lo que podemos soportar, pero la confianza será este factor que ayudará a que se salga adelante.

Como ya se dijo, llegar a este punto no es cosa sencilla, se necesita trabajar en ello, se necesita de dos que estén dispuestos. Cuando se tenga dudas de si confiar o no, tal cual como un rompecabezas, acomoda todas las piezas antes de tomar una decisión.

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